7.12.2010

de libros y pedazos

"La muerte rozó las cuerdas del violonchelo, pasó suavemente las puntas de los dedos por las teclas del piano, pero sólo ella distinguiría el sonido de los instrumentos, una larga y grave queja primero, un breve gorgoteo de pájaros después, ambos inaudibles para los oídos humanos, aunque claros y precisos para quien desde hace tanto tiempo aprendió a interpretar el sentido de los suspiros"
Saramago. Las intermitencias de la muerte.

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