3.30.2006

narraciones de un microbus

EN la ciudad de México, la grán capital como se le decía hace unos 10 años, y todavía se llega a usar ese ajetivo por algunos de las personas de entre 40 y 50 años. En el paradero de autobuses de taxqueña, encontré a nuestro primer sujeto.
Es temprano, las 6:20am, la gente camina rápidamente pero con los ojos cerrados, parecen pequeñas hormiguitas, moviendo sólamente las piernas, no se ven ni manos ni torso en movimiento, todos están semidormidos; a pesar de ello, hay empujones, quejas a medias y pisotones.
Encuentro una cola larga esperando al microbus, de taxqueña HASTA insurgentes, no es mucha distancia, pero es un camino muy transitado por millones de mexicanos. Estoy entre los pasajeros, doy mis 3 pesos y digo "a insurgentes", el chofer dice "gracias, buenos días". Levanto la mirada y no encuentro espacio más que atrás de su asiento, por lo general no me gustan esos lugares, huele a gas y me da frío, pero prefiero sentarme a ir parada a esas horas de somnolencia.
El micro arranca, a los pocos metros se para, el chofer voltea a ver hacia uno de los puestos de ambulantes, sonríe, y acelera. Sigue ríendo, no sonríendo, es raro ver a alguien reír solo y más en la cuidad de México. En el cruce con Div. del Norte, se para, llama con un silbido al repartidor de periódicos, le da el periódico de todos los días, se saludan, bromean. Se pone el siga, el microbusero avanza, abre el periódico, pasa por las noticias de la capital, internacionales, regionales y espectáculas, ni las ve. Se detiene en crimen (también nota roja, homicidios, ciudad y violencia, o cualquier otro nombre que los editores le hayan querido poner) sus ojos se clavan en el periódico, lo lee en ese transcurso de camino y encuentra uno que le agrada, sonríe, se ríe, a carcajadas, yo me pregunto "¿por qué?", la gente sube y baja en el micro, se aprietan se ven, se enojan, el microbusero sigue con la misma página abierta sobre el volante, riéndo, muy fuerte. Llegamos al crucero del metro Miguel Angel de Quevedo, otro silbido, otro repartidor acercándose, con otro periódico... El chofer ojea y abre en la misma sección de otro periódico, busca la noticia con ojos y dedo, la señala con su dedo índice, remueve el papel innecesario, pone la misma noticia en su volante, se ríe nuevamente, a carcajadas. El micro está llegando a su destino, yo espero que todos los pasajeros se bajen porque quiero saber cuál es la noticia... Me levanto léntamente, le digo "gracias, buenos días", alcanzo a leer "MICROBUSERO ASESINO MATA A 15 PERSONAS". Él se sigue ríendo.

1 comment:

Angawen said...

Que horror! Esta parece una historia de miedo. Y yo que pensaba que al fin había aparecido un microbusero un poco mas culto!